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Existen varios tipos de anestesia:
1. Anestesia general, que induce una inconsciencia total.
2. Anestesia regional, que bloquea la sensación en una parte del cuerpo, como en el caso de epidurales o bloqueos nerviosos.
3. Anestesia local, que adormece una pequeña área específica, permitiendo al paciente estar despierto durante el procedimiento.

Es fundamental que siga las instrucciones de su anestesiólogo y equipo médico. Esto generalmente incluye no comer ni beber durante un período específico antes de la cirugía, informar sobre medicamentos que esté tomando y compartir cualquier problema de salud o alergias.

Durante la administración de anestesia, el anestesiólogo monitoriza su estado, asegurando que esté cómodo y seguro. Dependiendo del tipo de anestesia, puede administrarse a través de una inyección intravenosa o mediante inhalación. Durante el procedimiento, los signos vitales son monitoreados constantemente.

Como con cualquier procedimiento médico, existen riesgos, aunque son raros. Estos pueden incluir reacciones alérgicas a los medicamentos, problemas respiratorios o complicaciones relacionadas con condiciones de salud preexistentes. Su anestesiólogo discutirá estos riesgos y le tomará en cuenta en función de su historial médico.

Después de que se interrumpe la anestesia, será llevado a un área de recuperación donde se le monitorizarán los signos vitales y la respuesta a la anestesia. Es posible que sienta somnolencia o confusión. El tiempo de recuperación varía según el tipo de anestesia utilizada, y su médico le dará instrucciones específicas para el cuidado posterior.